Comprar libros como quien compra tiempo.
En el fondo todo es un exorcismo.
Otros lo fían a coches de lujo, y relojes y chalets en Pozuelo. Haciéndose a no sé qué ilusiones. Tu lees a Stevens o Vallejo, y sin acabar de comprender, quizás porque sabes muy bien de qué va todo este relato. Que la banca siempre gana a los tahúres del consuelo.
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