Desconocemos qué será de los árboles sin hojas, de los libros que no se multiplican y las herencias perdidas, entre un sol que seguirá igual, alumbrando campos y caminos que discurren a la vera de ríos que son como relojes de nadie.
Así también los viejos troncos que caen en un bosque donde nadie los escucha, donde no hay nadie fuera de él para sospechar sendas y sombras y claros.
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