A la altura de 1976, Marías debía de tener un rol protagónico no mínimo en el campo intelectual español. Lo prueba que su presencia tenga un hueco con ocasión de la muerte de Heidegger en grandes diarios como La Vanguardia (una selección de tópicos heideggerianos, extraídos de su Historia de la filosofía) y El País... En el diario barcelonés la noticia aparece, con fotografía de Heidegger, en la portada. Comparte espacio con la disolución de manifestaciones en Atenas, la marea negra gallega y la vuelta de Sender.
Por su parte, el decano monárquico de la prensa española se acuerda en diversas ocasiones, a finales de mayo y en junio de 1976, del filósofo alemán. Veamos la Tercera de G. F. de la Mora, "El escándalo Heidegger", con fecha de 3 de junio...
Visto, y sumamente interesante. Después de trufar su Tercera con algunas declaraciones bastante impresentables correspondientes al discurso de aceptación del rectorado, G. F. de la M. concluye con la inequívoca adhesión al nazismo de Martín Heidegger. Lo prueban los textos.
Ahora queda la disyuntiva: o bien se trata de un acuerdo circunstancial con la política nazi (¿oportunismo?, me pregunto yo), o bien se trata de un corolario de su sistema filosófico. En esta última posibilidad abundan Lukacs, Lowith, Adorno y el profesor Schwan (patada a seguir).
Pues bien, la postura de don Gonzalo es radicalmente otra. Se trata el de Heidegger de un nazismo episódico, que responde, como el de millones de alemanes, a la humillación alemana post-IGM.
Don Gonzalo no se presta a equívocos: las armas acabaron con el delirio destructor hitleriano. Pero como el stalinismo salió fortalecido, le parece dudosa la autoridad moral de quienes se hacen cruces del humanum errare de Martin Heidegger en 1933.
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