El relato piadoso de la ciencia de los progresistas versus la ignorancia de los reaccionarios me acaba cansando. Cierto, así debe ser. Pero yo quiero saber los exabruptos concretos que tal día de, pongamos 1875, se arrojaban en un casino español de provincias contra el hombre mono de Darwin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario