10 de noviembre de 2013

El Heidegger de Sebreli

Lo peor no reside en la resurrección nazificada de la ya de por sí perversa triada platónica, o indoeuropea,  de filósofos, milites y trabajadores. Lo peor reside en que el mismo personaje, engreído y paleto, tanto como para ir a su cátedra vestido de tirolés -en traje existencial, según la malicia discente-, fuera, en su caída en el Man cotidiano, seguidor de los combates de boxeo, de los partidos de fútbol, espectador de la televisión del vecino... ¿Quién soporta a un impostor así?

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