4 de noviembre de 2012

Para que digan que los sueños son irreales

Cruzo la calle como el primer día, esto es, desnudo... Entro en la librería y me ponga rebuscar en un montón de libros que hay en una caja. Me fijo en uno de ellos y lo hojeo.  Contiene imágenes de animales, del tipo de zoología fantástica. Aunque el tono general me suena más a Robinson que a un ejercicio del estilo de Borges. Mejor, a Butler, que estoy leyendo ahora. Ahora no recuerdo el título de mi ejemplar encontrado. Sí que al despertar sentí la necesidad de que un texto así se escribiera y no tuviera que perderse con el día y su tráfago y olvido.

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