11 de octubre de 2011

Soy coherente

No soporto a los creyentes. No me soporto a mí mismo cuando me creo lo que veo. No soporto a los practicantes públicos de su creencia, quise poner. O quizás, mejor: a los activistas ostentosos de su capricho. Yo tampoco soy ateo: creo en el verbo. Hacer. Hacedor. Sin “diseño” por ahí.

En la antesala de un político mora un creyente. Alucinado o borracho da vueltas a la plaza, en días de sol de agosto, el sofista. Mi hermano.

No hay comentarios: