14 de marzo de 2010

Obsesiones

Pediríamos explicaciones verbales aun de las cláusulas de una condena al infierno. No por librarnos de ella, es evidente, sino por tener clara la matemática necesidad de la secuencia de sus proposiciones. El mundo podría no estar, pero la lógica es necesaria.

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Tanto más elogiables los Diarios de Trapiello cuanto que nosotros mismos nunca podríamos escribir una cosa (obra) semejante. Pertenecemos a familias distintas. Supongo que trapiello llevará la procesión por dentro, pero lo que escribe tiene la marca, el tono, de un reconocimiento y una alegría tranquilos. Es lo que corresponde a un ánimo fundamentalmente expansivo, clásico en la valoración de los límites y las posibilidades. Nosotros, por nuestra parte, necesitamos mostrar la procesión por fuera. Para esos están los Diarios del leonés, para sacarnos de nosotros mismos, de la maldita coherencia negadora entre el dentro y el fuera.

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La unanimidad nacional en el sepelio de los grandes escritores (M. Delibes) produce una rara inquietud.

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