12 de marzo de 2009

En el Kant de Cassirer...




se encuentra este fragmento de la Kpv que merece nuestra atención por algo que diré posteriormente, y por lo que otros puedan decir. Realmente, cualquier palabra del pequeño koenigsberguense merece la atención que le pueda dedicar un minúsculo escoliasta como yo. "El riesgo de la libertad", titularía yo, que cambiaría (sustituiría) algunos términos del texto original por otros, para modernizarlo y darle el significado de desgarro que entre las líneas (en el subrayado) se encuentra. "Por ninguna vida": estas palabras finales, ¿no han de conmovernos?
De momento: a mí me resulta asombroso que pudiera existir, con las garantías otorgadas por la inmortalidad, fenoménicamente establecida, que pudiera quedar todavía alguien capaz de conducirse según su particular buena intención. Esto es, que fuera capaz de determinarse sin objeto ni premio, con independencia del mecanismo divino garantista... Este mismo, ¿no se está mostrando ya como el rebelde? Como quien no querría esa inmortalidad obligada.
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Nada recomendable, música para mayores, blues urbano y esas hierbas...

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