2 de marzo de 2009

Ajeno

Dos apuntes acerca del barojiano El árbol de la ciencia:

a) la espesura de la argumentación filosófica del intermezzo de la novela, que sirve a Andrés Hurtado/P. B. para derivar muy ¿impropiamente? el positivismo lógico (algo así; con un toque ¿pretendido? de relativismo einsteiniano) del kantismo,

b) una estupenda explicación del cainismo hispánico, dada en y con la descripción de Alcolea del Campo, el pueblo fingido en el que Andrés Hurtado desarrolla sus primicias de médico. Ocurre que en el lugar, en la irónicamente dicha ciudad y grande, cada uno ha ido a lo suyo, a la defensa más pedestre de sus intereses, y que ese egoísmo reptiliano ha causado la ruina de todos, estoicamente aceptada. Les falta la razón común de Heráclito: se comportan igual que idiotas, incapaces de justicia y bien común. Gente de aquí, señalaría alguno.










(Un programa autoficcional en la Introducción a Pessoa por sí mismo, en la Antología de Alvaro de Campos, Edit. Nacional, 1984, p. 22)







(Del final de la Introducción a Pessoa por sí mismo, en la Antología de Alvaro de Campos, Edit. Nacional, 1984, p. 35)

Ignacio Carrión de beata vita (anotación del 1 de marzo)---

Nada de los Diarios de S. Márai (los anteriores a 1984) en ningún idioma que yo pueda manejar mínimamente. En húngaro sí, pero lo llevo bastante mal. ¿Naplo = Diarios? Recordemos el "gavagai" (conejo) de Quine.

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