18 de marzo de 2008

Comunión

El escritor de diarios y su lector comparten un saber en común: el de la básica infelicidad resultante de la suma de los actos de la vida.

Se trata de una percepción al hilo de la lectura de los diarios de I. Carrión (de ahí su valentía: no tiene miedo de que sepamos lo que él conoce). Ahora, después de más de quinientas páginas, es una persona feliz. Pero, ¿después?

Si no podemos acompañar al autor en sus hechos (su vida le pertenece) sí podemos hacerlo a través de los significados posibles, que tampoco parecen ser tantos---

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