Ha venido el frío de veras. Es diciembre. Todavia no invierno.
Una tarde rara de domingo que es como si no fuera domingo, porque mañana no hay que ir a trabajar. Tiempo perdido en mirar la tv, en internet y en rumiar dudas acerca del sentido de lo que se lee. Este viejo vicio retorna cuando quiere, aunque ahora le cuesta más imponerse. A lo que no hay manera de doblegar es a los achaques crónicos. A lo que se añade el avieso catarro.
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