21 de julio de 2020

Victoria Eriúgena se ha emperrado en la idea del cansancio del mundo. ¿Cómo no? Si muchos mantienen el punto de vista de que el mundo es o alguna vez ha sido joven. Pero lo que en otros es metáfora cronológica, en Victoria es predicación más que real. Al cosmos le han salido canas, sus músculos no tienen el mismo vigor ni mucho menos y, en general, ha decaído en su ánimo. El ánimo es el alma animal del mundo, asevera la pensadora, y en este tiempo se encuentra en retirada, buscando ese lugar que dicen de los elefantes cuando reconocen el finiquito. Dentro de una interpretación objetivista no cabe argüir contra Victoria, aunque también quepa pensar en que el mundo se apercibe diferente merced al ascenso estival de las temperaturas y al influjo que este fenómeno ejerce en sus portavoces señalados.

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