Sufren -sueño y frío-, las tardes ya son muy cortas y anochece demasiado pronto. Temen a la oscuridad. Eso quieren decirse cuando se miran entre silencio y gruñidos. Lo dirán milenios después en las lenguas explotadas en Babel...
Milenios después, luego de tantos eones que casi no hay arena para llenar los relojes, un hombre se afana silencioso al mediodía (él nunca oyó ni de Nietzsche ni de Millet)..
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