19 de agosto de 2018

Antihemerotecas

Cualquiera debe interesarse en aliviar la flaqueza y debilidad de la infancia, facilitando los primeros pasos de su instrucción sin que lo eche de ver el niño, que debiendo comenzar a deletrear hacénsele arduos y penosos tales principios. 
Para endulzárselos, por decirlo así, y empeñar al mismo tiempo su fantasía, hay quien imaginó poner a los niños en un cuarto a oscuras y presentarles en la pared un lienzo o papel con las letras o sílabas iluminadas, lo que se consigue poniendo una luz detrás del papel dado de aceite.
El niño, no estando distraído de otro objeto y halagado de la vista de las letras iluminadas, no abandona el objeto de su lección, antes bien llama su curiosa atención, lo que le facilita retener en la memoria aquellas señas que se imprimen mejor por la vista en su fantasía. Se han hecho varias experiencias sobre esto con niños de diversos talentos, con éxito feliz. (Un texto de 1801, vía elcafedeocata)
Una actualización positiva de la caverna platónica. La experiencia de la cueva a manera de momento fundacional e instrumental de la ontogénesis/filogénesis educativa..

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