5 de octubre de 2017

Hemerotecas

Cada vez que se sorprenden e indignan ahora con los desprecios y las bravatas de Carles Puigdemont, algunos nos sonreímos impotentes en silencio. A estos personajes los hemos sufrido en educación desde los años ochenta. Con parecidas actitudes, con el mismo desprecio a la cultura y la lengua españolas, con idéntico supremacismo. Porque por entonces eran los amos de la hegemonía moral de Cataluña. Cualquier amago en defensa de tus derechos y eras satanizado con la eterna murga de facha, franquista, españolista, enemigo del catalán y de Cataluña. ¡Qué aburrido es todo! (A. Robles, en Libertad digital, 2017)

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