23 de enero de 2015

Turingiana

El de la prueba, el de la película,  el de la manzana envenenada; contraedén y cuento.. El mismo Turing fija las condiciones de respuesta a las objeciones de John Searle a su test en torno a la inteligencia de un artefacto informático. Desde fuera, el observador - humano-  capta el absurdo del experimento mental que propone Searle. Nadie sabe chino en esas condiciones. Dictamina cualquier humano sensato, a la vista de la situación. Darse cuenta implica estar familiarizado con los contextos humanos de acción y de habla.. ¿Por qué pensamos que una máquina observadora no sería capaz de ver lo mismo-- de concluir en lo mismo? Este debe ser el sentido de la respuesta que dio Alan Turing al neurocirujano y su poema (vid. al respecto W. Isaacson, Los innovadores, Debate, 2014, p. 144)..

(¿Adquiere nueva vida y relevancia la cuestión leibniziana de los idénticos indiscernibles? La mónada-cerebro y la mónada-máquina rebasando la escisión platónico - cartesiana de la mente y el cuerpo, del yo y su mundo..)

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