25 de febrero de 2012

Vendepatrias

Éranse unos pueblos que se le caían a Dios de puro feos, en los que con todo había que encontrar belleza en la existencia. También los especuladores pasaban de largo: en los polígonos industriales no se puede planificar la vida según los modos de un parque temático.

El amor dicta los fines de la racionalidad.

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