27 de febrero de 2012

Opinión privada, idiota

¿Qué importa no ser inteligente? Lo que cuenta es lo que sufres. Lo que haces.

No se llega ni a malvado. Se hace el mal sin sustancia. Libertad mienta esa falta de asidero, de soporte de la acción. El mal viene, como vacío, envuelto en una forma. Pero constatar esta falta de importancia no nos conforta. Ojalá que los venideros sean mejores.

No comprendo la mentalidad religiosa. Nada tiene sentido. No hay un significado que se extienda más allá del cultivo de un jardín propio.

1 comentario:

José Miguel Ridao dijo...

Pero la voluntad de cuidar el propio jardín ya es un signo de inteligencia, ¿no? Y ese tipo de inteligencia es lo que nos distingue de los monos, para bien o para mal. Digo yo...