6 de noviembre de 2011

Una fina diferencia

Entre quien planifica y quien no.

De lectura obligada: El holocausto español, de Paul Preston.

Hay una práctica racista, no una teoría (por faute de possibles), en los hechos de represión de Mola, Queipo y los ejecutores (Castejón, Yagüe, etc.). Surge de la simbiosis entre la mentalidad del terrateniente (hacia los trabajadores del campo), despechado, iracundo porque la República le había tocado lo suyo; y, por otra parte, la experiencia bélica de los africanistas, sin cuartel hacia el moro (que luego tampoco lo dio a los prisioneros de las zonas "liberadas").

Añádase la inseguridad de la victoria, la utilidad, con tal fin, del terror inclemente. Pensarían Mola y su banda, seguramente con razón, que si no vencían absolutamente (esto es, si no exterminaban hasta el recuerdo del adversario) les podría pasar a ellos lo mismo que acabó pasándoles a otros aventureros de la época.

Yo no soy de izquierdas, pero todo esto que leo me da asco... Sé que debo mantener la frialdad, compulsar testimonios, fijar contextos, tomar aliento, caer en la cuenta de que el tiempo ha pasado... Pero no deben quedar muertos en las fosas comunes. Eso no... El cuerpo muere, la memoria no debe.

Un hombre decente, la conciencia dialéctica, la transformación moral al paso de lo que ve en vez del embrutecimiento: Fernando Huidobro Polanco, S. J., capellán castrense, muerto por la espalda, discípulo de Heidegger.

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