20 de noviembre de 2011

Lluvia electoral

Hoy veinte de noviembre, cuando se cumplen 75 años de la muerte de alguien en una guerra olvidada, ganaron unos, perdieron otros, estaban las playas vacías y extrañamente verde la arena con la hierba de las lluvias y unos hermosos senderos que ha ido trazando la costumbre. Me olvidé de hacer fotografías, llovió después, cuando los seres del mundo estrujaban en el corazón sus anhelos de vencer y yo le daba vueltas a lo que oí y sigue resonando en mi memoria, porque en un periódico provincial alguien, un poeta de aquí, se acordaba de otro poeta de aquí, J. B., y de la semejanza de las soleares o las seguiriyas, yo no sé, con los haikus de un poeta japonés con cuyo nombre no me atrevo, de similares intereses en lo mínimo del mundo, no en la crónica en grande. En la página de al lado, la primera según el orden en que las gentes de orden abren el periódico, la página de la izquierda, un ex diputado comunista recuerda el libro de un poeta de G., del Paseo de los Tristes, me dijiste, amigo, que por causa de amor y desengaño se vino c. 1980 a un paisaje lunar de aquí (Isleta del M.), a pergeñar los versos de Ma non troppo. Este poeta hace siglos que murió, y los acontecimientos del mundo siguen con la misma pesadumbre. Tendré que volver a mirar ese periódico, andar el paseo de la alegría y rehacer la foto, mirar la senda de la costumbre y volverme indiferente a los -otros- trajes en rojo.

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