25 de junio de 2011

¿Cinephobia?

Anoche volvir a ver, en la tv, El dormilón de W. Allen (1973). Excelente. Ahora pasan La soga de A. Hitchcock (terrible), y se me ocurre pensar, por una de estas asociaciones mías que no sé a dónde van, que tanto el personaje de Allen como el de Con la muerte en los talones (otro título de A. H.) huyen de estar donde no deben. No buscan una identidad, son víctimas de una confusión acerca de la que tienen (por efectos de un espacio de las muchedumbres o de un tiempo distópico). Tanto en un caso como en el otro encuentran una casa, y peligran en los espacios abiertos. Los medios de transporte juegan también un papel principal. Absurdo comparatismo.

Pero esta casa de la película de W. A. que parece suspendida ¿no recuerda la suspensión de la otra, la de Con la muerte en los talones?


La soga, película nietzscheana: la apuesta de quien está tan solo que necesita probarse (Crimen y castigo de F. D.), en lugar de mirar (La ventana indiscreta) o de esperar al viajero imprevisto (Psicosis).

Las casas fabricadas de Wright y las pintadas de Hopper. ¿Por qué esta obsesión mía por los lugares donde se plasma o se detiene una identidad continua, incontrolable, que se desliza entre los dedos? Para mí es una imagen tan potente como la de la carretera. Pero acabo de recordar que yo no tengo casa, que vivo prisionero de la idea del viaje: de otro lugar para escapar de mi conciencia.

Ps. Sé que debo proseguir este apunte, y que quizás me aclare algo sobre mí mismo y mis tópicos cultural-existenciales. Esto es, de mis carencias...

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