16 de febrero de 2011

Otro día extraño

... y van...

A pesar de mis firmísimas resoluciones no puedo evitar caer y recaer... en mi tontería. Pero no. No.

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John Locke. Adoro a John Locke. Mi caro liberal (sensu político). Moderado prudente que se mete en batallas y guerras que casi le cuestan el pellejo. Como a mí. Páginas, pocas, de John Rawls (Lecciones... ). John Rawls on John Locke.

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Libertad: quien te hace reír, quien te obliga a poner la cara impostada. Pues tú mismo...

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Platón observa el mal. No le gusta. Pretende reescribir el texto, otorgar nueva forma a la materia humana. Sueños, ínsulas, utopías. Locke observa lo que hay: grisura, tibieza, matices... Seres fundamentalmente razonables y que no temen beneficiar a los demás (también su egoísmo se beneficia de ese altruismo de resultas), personas que solamente como excepción conducen su ambición a provocar el mal ajeno. Si la república de Platón es una república de los sabios, la de Locke es la república o monarquía de los seres razonables. No la república de los tontos. Ésta se está generando ahora, en la era de la información. ¿Se acuerda alguien de esta república ideal profetizada a mediados de los 90 (Manuel Castells et al.)?

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