28 de febrero de 2011

Sin orden ni concierto

Harto del lenguaje de madera.

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Una canción (músicas de barra de bar, naturalmente; y naturalmente intemporales):



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Invisibles: cirugía, ausencia/s. (Milagro será que sepa, pasado el tiempo, a qué me refiero con esto; si es que ahora mismo me refiero a algo, que no estoy seguro).

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De este día más o menos estúpido, gris, de viento, de dudas y hasta lágrimas casi invencibles, me quedo con el recuerdo de una impresión (mi yo tan conmovedoramente humeano) que me hace pensar en una cosa estupenda. ¿Cómo se me puede olvidar que eso no me lo quita nadie? En realidad es una minucia, pero es bonita. Ésa es la palabra.

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