24 de junio de 2009

Física o química

Qué gran verdad! Qué gran posibilidad! La de reducir el espíritu a propiedades de/y objetos más elementales. Luego girar la vista, para apreciar los hechos de otra manera; y confesarse, como obliga el narrador a Hans Castorp en La montaña mágica, que el espíritu existe al cabo, y que él (H. C.) la ama, a pesar de la podredumbre nada aséptica (la tisis no podía serlo) de la máquina del cuerpo.

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