Enfermedad y conciencia del tiempo:
«Es la conciencia alterada de alguien que se encuentra cogido en una tempestad de nieve y que no puede encontrar el camino —pensaba penosamente, y pronunciaba frases sin sentido, evitando por discreción expresiones más claras—. Las gentes que oyen referirlo luego se imaginan que es espantoso, pero olvidan que la enfermedad, y mi estado es en cierta manera una enfermedad, pone al hombre de modo que pueda entenderse con ella. Hay fenómenos de sensibilidad disminuida, aturdimientos bienhechores, expedientes naturales, sí, perfectamente… Pero es preciso combatirlos, pues tienen un doble aspecto, son equívocos hasta el más alto grado según se les quiere apreciar. Son provechosos y bienhechores cuando el camino está perdido para siempre, pero son malhechores y muy peligrosos, por poco que se pueda pensar en encontrar el camino, como me pasa a mí, pues mi corazón, que late tumultuosamente, no piensa en modo alguno dejarse recubrir por esa cristalinometría estúpida y regular…». (Th. Mann, cap. "Nieve")
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