Lo que aprende [Hans Castorp] es que la salud más perfecta se adquiere mediante las profundas experiencias de la enfermedad y la muerte, del mismo modo como el conocimiento del pecado constituye una condición previa para la redención. «Para vivir», dice en una ocasión Hans Castorp a Madame Chauchat, «para vivir hay dos caminos: uno es el común, el directo y correcto. El otro es tremendo, conduce a través de la muerte y es el camino genial». Esta concepción de la enfermedad y la muerte como estación de paso necesaria en el camino hacia el conocimiento, la salud y la vida, convierte a La montaña mágica en una novela de iniciación. (Th. Mann, sobre su novela, 1939)
Puesto que la conexión la atribuye Th. M. a la crítica, debemos pensar en una conexión inconsciente (por la parte del autor), y por tanto objetiva (¿al revés también?).
Aquí debo pensar en Nietzsche: S. Zweig, P. Klossowski.
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