23 de julio de 2024

 No encuentro un libro de Duverger, Los naranjos del lago Balatón. El clima subbético de hic et nunc no invita a inquirir cum parsimonia de balda en balda: 38 de los centígrados a la sombra y en canal... Pero el sentido del título del libro es esto:

En tiempos del estaliniano Rakosi, los dirigentes húngaros decidieron cultivar naranjos en las orillas del lago Balatón. Aunque sus aguas atenúan la crudeza del clima continental y dan un aspecto un tanto meridional a sus orillas resguardadas de los vientos del Norte, no por ello dejan de verse expuestas a intensas heladas invernales. El agrónomo encargado de la empresa expuso con valentía que ésta era quimérica. Fue en balde. Intérprete del materialismo histórico, fiel expresión de la verdad científica, el partido no podía equivocarse. Se plantaron, pues, millones de árboles a base de divisas que escaseaban. Los árboles murieron. Por consiguiente, el agrónomo fue condenado por sabotaje. ¿No había mostrado su mala voluntad desde el principio, al criticar la decisión del buró político?

No hay comentarios: