Ayer aproveché -reuniones debidas- para leer las páginas que le dedica el venerable Padre Copleston al mito de la caverna y otros símiles de Platón, y vi, oh universo disparatado, entre las páginas del venerable tomo (I, ed. Ariel) un cromo de Bola de Dragón, el de Satanás Junior o algo así...
No vayamos a decir que el azar malevo o lo que sea no manda señales...
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