Una jornada de fiesta, unas modestas vacaciones playeras, los espacios domésticos o públicos de las urbes, el purgatorio de los viajes, el circo: poco mas necesita el maestro, J. T., para sacar a jugar a la realidad y su representación. O sea, la vida buena y la vida que tenemos. No se precisan discursos, solamente la mostración de lo cotidiano. Casi sin palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario