Aficionado a las frases esquivas, atravesadas, anfibológicas, con un punto de arcaísmo y/o pedantería. Pura apariencia, la retoricidad que se permite el pobre porque cuesta menos dinero que un superdeportivo. Escribiente, amateur, amante de palabras que se congelaron, que pudiera escribir sin desdoro un escritor porteño semiolvidado.