5 de enero de 2019

MdCaCh. Todo el día. Ninguna otra cosa. La crueldad vista desde uno de los lados, el menos prestigioso. Como siempre: la convicción de que el salvajismo no tiene banderas. Y una convicción subsidiaria, profundamente antidemocrática, y puede que incorrectamente verdadera, de que basta con unos próceres irresponsables, ambiciosos, malévolos, y con una masa aborregada, para que el artefacto de la convivencia estalle. Hace frío.

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