Encuéntrase la motivación para escribir porque la naturaleza es sabia, y cree que disponiendo negro sobre blanco signos ocultos puede olvidarse y hacerse perdonar las mezquindades y vicios que la enturbian. Podrá creerse que los garabatos paleolíticos (pero no las obras de arte) responden a esta misma constatación de las propias lacras.
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