"Era un aprendiz de perdedor, un chico de los recados con una gorra, que fumaba hachís y llevaba pizzas para comprar drogas. Un chico despistado que no sabía qué hacer con su vida, y que un día se encontró con gente que le hacía sentir importante", cuenta su antiguo abogado, Vincent Ollivier, según Le Parisien. ("Del rap a la yihad", en El País)
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