22 de octubre de 2014

Dioses, ya no se respeta nada

El volumen es muy manejable: es más pequeño que sus antecesores, lo que provocará la alarma de los coleccionistas de diccionarios académicos, porque rompe la alineación en la estantería (pero hay una edición especial al tamaño clásico). También pesa menos, porque tiene un papel fino aunque de transparencia aceptable. La tipografía es muy legible, y la composición, a "párrafo francés" (expresión que, por cierto, no figura en el diccionario: con la primera línea llena y las demás sangradas), facilita localizar las entradas. Está impreso, algo sorprendentemente, en Italia. (El País)
Coleccionistas de diccionarios académicos... ¿Quiénes son esos prevertidos desviados? 

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