26 de diciembre de 2012

Pensaba yo en el coche mientras venía hacia aquí, escuchando a Ray Charles, después de tomarme una cerveza en el pub (había pocos clientes, y yo no diría que del todo recomendables)

que el movimiento circular, y en general cualquier esquema de acción que encuentre su figura de inteligibilidad en el círculo, refiere como quizás ninguna otra imagen lo que es la carencia de significado y el absurdo. Cancela el círculo lo que de valioso tiene el signo, su intención de significado, la salida de sí hacia otro, hasta en los mínimos mensajes de un hablante, la recta voluntad de ir hacia algún sitio diferente, pararse en él a descansar, sea como etapa o final del camino. Suprimiendo, aunque sea por un instante, la dominancia del egoísmo en nuestras vidas. En ese sentido los planetas aristotélicos, y el mismo sol no heliocéntrico, se muestran tan egoístas como el dios que desde la eternidad (y qué es este concepto sino un círculo infinito en el tiempo) llama hacia sí a los seres que saben o que no saben que nunca van a llegar a alcanzarlo, pero que poniéndose en marcha descansan de su desesperación, como descansan un momentos los hombres cuando emprenden un viaje a islas cercanas o ciudades remotas, para olvidar aquel mensaje inolvidable que dice como remate de la frase que una de ellas, de las diosas horas, pares del cielo, matan al más pintado. Por chulito que sea.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que usted se bebió más de una cerveza
O el camino a casa era mucho más largo
Pues ese pensamiento no se hilvana con las neuronas descansadas..

Martín López dijo...

Puede que lleve razón... Pero es que además tengo inmerecida fama de ser una pava conduciendo. Y me da tiempo para todo.

Martín López dijo...

En serio, es sobre un texto que leí en el Ideal de un prof. mío de la facultad, precisamente sobre la navidad . El tópico del escándalo que representa la vida de Jesús, si mal no recuerdo... Hablaba de la falta de significado, y de significante, de la existencia que s elimita a la satisfacción de los deseos, y que acaba siendo una condena... Armando Segura, en el Ideal del día de mi post.

ja dijo...

Gracias por la aclaración