24 de diciembre de 2012

Las aventuras del paseante

Iba yo pensando en los raros méritos de los gobiernos que son capaces de hacernos vivir en precario y cobrar conciencia de lo fundamental en la existencia humana que es una experiencia así (como si desde Rajoy hubiéramos accedido a Heidegger) cuando un disparo (algún cazador o deportista) desgarró el silencio de la tarde, solo pespunteado por el zumbido de las escasas abejas. Casi estoy por decir que sonó una metáfora contra el azul. (Sois libres de tener la misma náusea que me produce a mí escribir estas cursiladas de rimador falangista.)

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