8 de junio de 2012

Superstición

La fatalidad del hecho, la opacidad, dureza, inexorabilidad de los acontecimientos, renuentes a cualquier atisbo de sentido, todo esto nos produce -incluso antes de suceder, antes de que lo opaco, duro y etcétera se nos enfrente- un empeño obsesivo por clarificar el uso de los términos. Implícitamente concedemos que el proceso de significación puede ir por una parte distinta que la realidad, al modo de una red a priori, con todas las prudencias que se quieran al hablar así, arrojada sobre lo existente. Esto es, que la voluntad es lo primero y fundamento. Lo mismo que falla o se viene abajo cuando sospechamos que la Voluntad, con mayúsculas, es lo Otro.

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