Al final de la escala matemática se encuentra un universo de similar calado.
Ningún sobrecielo añadido a la reseca extensión geo-métrica.
La inteligencia subsumida bajo la actividad de la razón, olvidando aquélla su eterna vocación impráctica.
Desdeñando -nosotros, cualquiera- los resabios culpables de poesía.
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