18 de diciembre de 2010

Hipnótico

Otra vez he vuelto a tener el sueño de la librería en la parte más vieja o deprimida de la ciudad, en una de las calles del intrincado barrio que se encuentra por detrás del descampado solitario y peligroso. Me acuerdo de que bajaba por una calle en cuesta, empedrada y con agujeros, acompañado por no recuerdo quién. tenía que ir a algún sitio y dudaba entre si seguir mi camino o ponereme a buscar la tienda. La sección de poesía era lo que me interesaba y me la imaginaba repleta. No deseaba encontrar nada en concreto, pero esperaba hallar algo entre la multitud. Algo había cambiado mi ciudad. Al girarme, un instante antes de convencerme de la necesidad de buscar a pesar de lo tarde que era (el sol había desaparecido desde siempre, igual que esta mañana de sábado que no sueño) se tropezaron mis ojos con una casa o palacio de grandes portones de madera que hacía esquina en la bifurcación de dos calles. Podría decir ahora casi la ciudad a que pertenece la extraña edificación. Tengo fe, de todas maneras, en que aunque esta ciudad no exista ahora algún día la habré de encontrar y comprenderé el significado de todo esto.

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