(Periko konstruye su casa con el piko) Las últimas tormentas y sus adscritos vendavales deshicieron la perfecta estructura, desnuda e incolora, de su habitáculo o morada. La noche se acerca, el sol se cae, y debe trabajar deprisa, si no quiere que durante la atroz y oscura se lo zampe la raposa en una de sus visitas de rapiña. Encima de una de las ramas del árbol, bien gruesa, va ensamblando el maderamen hecho piezas, a martillazos y brocha simultáneos, pues no hay casa que se precie sin revestir sus paredes de los mismos vivos colores de su plumaje, de figuras geométricas, arabescos y variadas florituras. Nuestro pájaro es previsor y cuenta con la venida de nuevas tormentas y vientos. Pero en ese caso habitar de nuevo será mucho más fácil, si la vivienda viniera por accidente al suelo.
... Pero pienso que quizá en el inicio no fue el aire poderoso, sino la angustia del trabajo, el buscar pacientemente los materiales a la vista de un plan que se resiste.
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