Un día, ese misterio que empuja a los hombres y sus vidas, Esteban Sánchez se fue a Badajoz para dictar enseñanzas en los conservatorios de la capital y de Mérida. Residía en su villa natal, Orellana, y se trasladaba a los citados centros cada día para dar sus clases. Ha sido en uno de estos viajes cuando nuestro inolvidable pianista se ha encontrado con la muerte. Se fue como vivió, sin armar ruido. (El País, 1997)
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4 de agosto de 2022
Piezas para piano
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