En nuestra época, vituperar los dogmas cristianos no constituye una infracción de ningún tabú, sino por el contrario una manera de asegurarse el aplauso del pensamiento dominante, un recurso facilón para colgarse medallitas y llenarse los bolsillos. Decía Chesterton que la única herejía que nuestra época no admite es la ortodoxia; y que, por tanto, la única forma de provocación verdadera en una sociedad que ha extraviado el concepto de lo sagrado consiste en volver a hacérselo presente otra vez, escandalosamente presente, sin rebozo ni titubeos. (Palabras de J. M. de Prada; en elcafedeocata, 2007)A no dudarlo, solo los ateos de verdad respetan a los católicos (no miento a las sectas modernistas). Los pseudoprovocadores no son más que una especie de últimos creyentes.
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20 de enero de 2018
Blogotecas; à propos de Chesterton
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