Esa globalización ha llevado a pensar que el libro puede sucumbir. Lo pensaba incluso gente inteligente. Dije (y no quiero ser pretencioso) que el e-book no es el paso del barco de vela al barco de vapor. El libro es un objeto tecnológicamente perfecto. En el fondo el negocio del libro electrónico es algo de las multinacionales que quieren el monopolio y se van a cargar la diversidad del libro, de las librerías, de las editoriales. Pero a la gente (a la gente mayor: a los jóvenes les trae sin cuidado) le gusta ser moderna, o aparentar serlo. (J. Siruela, editor, en El País, hoy)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
7 de junio de 2015
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2 comentarios:
Me encantan las librerías, las grandes y las chicas, las que son una obra de arte y las de toda la vida. Manosear los libros, olerlos, sentirlos. Y charlar con el librero, el de toda la vida, Don Diego, que se conoce todos los títulos, los autores y los contenidos. Ya sean novelas o científicos, los que el catedrático de cualquier facultad quiere, ese que aún no han traducido, o el que esta descatalogado. Y mucho antes que sus empleados lo tecleen en el ordenador.
Todo eso no tiene precio
Nefecto, don Diego se anticipa a la jugada.
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