25 de septiembre de 2014

Que se pierda el Texto de Autor, que reste la congoja de la obra maestra desconocida, a causa del fuego, el robo, una distracción o catástrofe asimilable, la humanidad lo puede superar, por razón de la copresencia de otras obras señeras. Que se pierda la escritura fugaz, los archivos de un sujeto escribidor provinciano, que es el equivalente en la escritura de un súbdito que vislumbra su ser ciudadano, por fuerza ha de verse como una tragedia intelectual personal. (Puesto que riqueza o pobreza son nociones relativas. Como le sucedía al sabio y sus hierbas en el apólogo.)

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