20 de septiembre de 2014

Lo que no es plagio es cita y variación i/rreflexiva

En el cau­dal libre de la prosa de Pla no es inusual encon­trar fran­cas con­tra­dic­cio­nes de jui­cio, pero las cons­tan­tes con­ser­va­do­ras son indu­da­bles: “Las cua­tro des­gra­cias empie­zan por R: Reforma, Rous­seau, Revo­lu­ción y Roman­ti­cismo. El mundo de nues­tros días”. (J. Bustos, en la revista Leer)
El disparate planiano fuerza a buscar las gracias redentoras en la tétrada de Catolicismo romano, Tomás de Aquino, Absolutismo y ¿Románico?

Aunque ya puestos... ¿por qué no Paganismo, Diógenes, Cinismo y arte povera?

Aunque en honor a lo que es, la frase genial que cita J. B. posee el vicio concomitante de mostrar una verdad histórico-empírica:
Era la pura expe­rien­cia –trau­mas como el de su cober­tura de la hiper­in­fla­ción ale­mana de entre­gue­rras, ger­men del nazismo, cuando una barra de pan cos­taba en Ber­lín un ¡billón! de mar­cos– la que le lle­vaba a decla­rar ante Soler Serrano, en impa­ga­ble entre­vista del pro­grama A fondo de TVE: “Cuando les das el poder a los vir­tuo­sos, todo el mundo se muere de ham­bre”. 
Luego están las fotografías que son irresisitibles (en el mismo lugar):

Llofriu, el paisaje ampurdanés de la 'vida lenta' de Pla, tras una tormenta de verano (2014).

El camino, la iglesia, el cielo... Falta el sol, que lo resuelve todo. Mediterráneo. Un libro de Braudel.

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