5 de julio de 2014

Inspector de playas

El olor del ejemplar del Peter Camenzind de Hesse, edición hispanoamericana de 1978, me parece, resulta más que sugerente. Dos euros. No lo compro. Pero el del puesto no me lo toma a mal, porque ha conocido que tengo el vicio: el gesto de acercarme el papel fruitivamente, de forma reiterada, a la nariz significa que soy un vicioso y que caeré.

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