31 de agosto de 2011

Los de la duda

No somos, los de mi círculo, muy dados a caer en la creencia. No por orgullo, por modestia. Respetamos, sin embargo, a aquellos que tienen fe. No son enemigos, qué absurdo, ni siquiera adversarios, vaya necedad. Ellos creen, nosotros no. Nada importa. Podríamos amarles de la misma manera. No necesitamos saber si ellos están en el error y nosotros en la verdad, o a la inversa. Qué ha de significar eso delante de la idea de reencontrarles algún día?

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