15 de agosto de 2011

Liberalismos

Parece que no hay nada heroico en la moderación o la tolerancia; al contrario, son antiheroicas. El temperamento liberal carece de atractivo romántico. Y el énfasis en la libertad individual, en vez del progreso colectivo o el vigor nacional, huele a complacencia burguesa, incluso a egoísmo. Una causa radical exige sacrificio. Se supone que el típico burgués está demasiado aferrado a su comodidad como para sacrificar algo, especialmente la vida. Creo que fue Heidegger el que acuñó el término Komfortismus, y no aludía a nada positivo. (Ian Buruma, Letras libres)

En el mismo texto:

Cuando los Rolling Stones tocaron en Praga en 1990, menos de un año después de que la Revolución de Terciopelo acabara con el dominio comunista, Václav Havel y más de cien mil seguidores celebraron el acontecimiento como una liberación del puritanismo oficial, de la opresión burocrática, de una tiranía sobre el espíritu humano. Tom Stoppard se inspiró en ese episodio para escribir una hermosa obra de teatro que se titula Rock ‘n’ Roll y toma la forma de un debate. De un lado estaban aquellos, como el propio Havel, que consideraban la música rock un arma de liberación esencial en una sociedad opresiva: Mick Jagger y Frank Zappa les sacaban la lengua a los comisarios políticos. Otros veían el placer sensual de los discos de rock (introducidos al país clandestinamente y con ciertos riesgos) como una forma de individualismo frívolo, políticamente insignificante, un espejismo ingenuo.

Ian Buruma, un liberal algo extraño...

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