13 de octubre de 2010

Vuelta al trabajo, V

Puede que los signos lleven una vida propia, por la cual se cancelen o, por el contrario, se autoricen. Así quizás generen, en virtud de su autonomía, una telaraña de significados. No habrá ni interior ni exterior: los signos podrán entrar o salir... de sí mismos. De esa costumbre melancólica, que da para un vals que no es de primeros de año sino de primeros de noviembre, o que da para un blues arrasado, nacerá la misma comunidad de sus hablantes o intérpretes, aquello que prescriben y aquello que proscriben, su carta magna y hasta su historia falsa.

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